¿Qué pasa cuando tiramos una bolsa al contenedor de reciclaje? ¿Te lo habías preguntado alguna vez? Si es así, sigue leyendo y te explicaremos con detalle todo el proceso.

En el mundo se consumen 500.000 millones de bolsas de plástico cada año. El reciclaje es la forma más efectiva de evitar que todas ellas acaben en vertederos y océanos. 

Las bolsas de plástico utilizadas en supermercados y otros establecimientos están fabricadas con polietileno, un tipo de plástico que es 100% reciclable. Darle un nuevo uso a estas bolsas es posible. De esta forma, evitaremos generar más basura y agotar materias primas y recursos no renovables.

El camino de reciclaje lo empiezas tú con la separación en casa. Pero… ¿cómo me aseguro de que lo estoy haciendo bien? Lo primero que debes saber es que las bolsas de plástico deben ir al contenedor amarillo. A partir de ahí comienza un proceso llamado reciclaje mecánico. ¿No te suena? Tranquilo, te contamos en qué consiste.

¿Qué es el reciclaje mecánico?  

El reciclaje mecánico es el proceso más usado actualmente para darle un nuevo uso a los materiales. A diferencia del reciclaje químico, no contamina.

Sus fases son las siguientes: acopio del material, pacado o compactación, separación, molido, lavado, secado, aglutinación y, por último, extrusión. 

• Acopio del material: Los consumidores tenemos a nuestra disposicion 383.974 contenedores amarillos repartidos por toda España. Cuando estos recipientes se llenan, los ayuntamientos se encargan de recoger los residuos.
• Pacado o compactación: Para reducir el volumen del material acopiado y facilitar su transporte, lo que se hace es prensarlo en pacas. A continuación es necesario convertir estas grandes pacas de plástico en trozos manejables para las máquinas. Para ello se pasan por una guillotina gigante, que abre las pacas y vacía su contenido en una cinta transportadora. 
• Separación: En primer lugar, se separan las bolsas de otros tipos de plásticos para asegurar que pasan por el proceso de tratamiento que necesita el polietileno.

Es uno de los pasos en los que más atención hay que poner. El material se identifica y se clasifica visual y manualmente a su paso por la cinta transportadora. Es muy importante eliminar cualquier tipo de residuo de las bolsas para obtener la máxima calidad en el reciclaje.

Uno de los problemas que surgen en este punto es que no siempre se revisa si hay algo dentro de la bolsa antes de tirarla. Los trabajadores de las plantas desmontan las bolsas y las vacían, si es necesario, antes del siguiente paso.

• Molido:El material se muele y se reduce de tamaño hasta que queda convertido en piezas diminutas. 
• Lavado:El granulado que sale del molido pasa a una lavadora gigante para eliminar impurezas. Cualquier objeto no identificado en la fase anterior se va al fondo y el plástico flotante baja por una especie de tobogán acuático y progresa hacia el siguiente paso.
• Secado:La siguiente fase sucede en una prensa de husillo. Se trata de una especie de escurridora giratoria que aprieta el plástico y hace un primer secado al material. Después, el plástico se corta en trozos más pequeños y se bombea por una secadora.
• Aglutinación:El aglutinador es una máquina rotativa en la que el material se ablanda, unifica y se transforma en una masa plástica.
• Extrusión:Para terminar, hay que conseguir que toda la masa sea homogénea. Eso lo logramos con la máquina extrusora. ¿Os acordáis de cuando hacíamos espaguetis con plastilina? Pues la máquina extrusora tiene mucho en común con el juguete que teníamos de pequeños. Metemos el material y el plástico sale en forma de finos hilos.

El plástico líquido que sale de la extrusora se enfría, se sopla y se moldea. El resultado se almacena en bobinas, desde las que los recicladores cortan el material para hacer bolsas nuevas.

¡Y ya está, ya conoces todo el proceso! A partir de ahora seguro que miras las bolsas con otros ojos, ¡menudo viaje!